¿Qué es una herida?

Del latín plaga, una herida es una lesión que aparece por una rotura de la piel. Puede ocurrir como consecuencia de una lesión, leve o grave, o puede ser resultado de un proceso patológico progresivo o una enfermedad subyacente.

Existen dos clases de heridas:

  • Heridas agudas

Se pueden describir como heridas que aparecen repentinamente debido a factores externos. Son heridas agudas, las quemaduras, heridas traumáticas, post-operatorias, cortes, laceraciones u otras. En el caso de estas heridas agudas, el proceso de curación fisiológico dura entre dos y cuatro semanas (puede encontrar más información en nuestro artículo «Los principios de la cicatrización»).

  • Heridas crónicas

Estas heridas suelen ser, con frecuencia, resultado de una enfermedad subyacente o cambio en el estado general del paciente, que retrasa el proceso de curación. Estas incluyen úlceras en las piernas, úlceras de pie diabético o incluso úlceras por presión. Su tratamiento requiere tratamiento localizado para las heridas, pero también tratamiento de la enfermedad subyacente, que puede ser insuficiencia venosa o arterial, diabetes, inmovilización prolongada asociada a la malnutrición y/o incontinencia. Estas heridas tardan más en curar (hasta 210 días de media1) y suelen ser recurrentes, motivo por el cual es importante prevenir su reaparición, sobre todo en el caso de las úlceras venosas de la pierna. La edad también es un factor de riesgo para la aparición de las heridas (debido a la larga progresión de la enfermedad subyacente) y un proceso de curación menos efectivo, (puede encontrar más información en nuestro artículo «Factores de riesgo»).

Independientemente del nivel de los daños provocados en las distintas capas de la piel, cada herida, ya sea aguda o crónica, requiere unos cuidados y un tratamiento adecuados. De hecho, la rotura  más leve de la piel expone al cuerpo humano a la contaminación bacteriana y, por tanto, a un riesgo de infección.

¿Cómo tratar una herida?

Para ayudar a tratar una herida, sigue los siguientes consejos:

  • En primer lugar, limpia la herida con agua, preferiblemente agua caliente. Elimina cualquier cuerpo extraño de la superficie o incluso dentro de la herida (grava, tierra, trocitos de cristal, esquirlas de metal, etc.).
  • Si el tejido está especialmente rojo en torno a los bordes de una herida aguda, o existe sensación de calor (signo de inflamación local) o está amarilla/verde (signo de la presencia de pus), si la herida supura bastante, si desprende un olor desagradable o si hay fiebre, acude a un médico o enfermera inmediatamente, puesto que probablemente esté infectada.
  • Debes acudir a tu médico o enfermera si tienes una herida crónica de cualquier tipo, que aparece o persiste.

Lee nuestro artículo sobre «Cómo cuidar una herida».

SABÍAS QUE… / Bajo la piel hay…

Cada centímetro cuadrado de piel humana contiene 2,4 metros de vasos sanguíneos, situados principalmente en la dermis y la hipodermis. Estas capas son las capas más profundas de la piel (léase nuestro artículo sobre «La piel»).

 
(1) Referencia: Informe del Ministerio de Seguridad Social y del Parlamento francés sobre la evolución de los gastos e ingresos en los seguros de salud en 2014 (Ley de 13 de agosto de 2004) – julio de 2013