Limpiar y acabar con el Biofilm

Uno de los factores que aumenta el riesgo de infección en una herida es el desarrollo del biofilm.  La presencia de biofilm en el lecho de la herida produce una situación de inflamación sostenida en el tiempo que impide la cicatrización de estas lesiones. De hecho, se ha descrito que aproximadamente el 80% de las heridas crónicas contienen biofilm. El apósito UrgoClean Ag puede ayudaros a mantener la herida limpia. Su doble tecnología TLC-Ag y las fibras poliabsorbentes confieren a UrgoClean Ag su capacidad de limpiar y acabar con el biofilm.

 

Las heridas de miembros inferiores con componente venoso pueden beneficiarse de la terapia compresiva para su correcta cicatrización. Comprimir puede marcar la diferencia entre cerrar una herida o cronificarla en el tiempo.

Entre el 75 y el 80% de las heridas localizadas en pierna tienen componente venoso, y por lo tanto, comprimir podría ser el mejor tratamiento para lograr su epitelización completa.

Sin embargo, en España sólo se comprimen 1 de cada 6 úlceras venosas.

En España casi el 70% de las úlceras venosas no reciben una compresión adecuada.

El hecho de no comprimir cuando es necesario nos coloca en una situación dramática.

Comprimir, comprimir y comprimir. Siempre que palpemos pulsos a nivel distal y no estemos ante una de las contraindicaciones absolutas, comprimir beneficiará al paciente.

 

¿Cuándo me planteo comprimir una pierna con herida?

Para entender cuándo he de comprimir una pierna con herida, lo primero que debo tener en cuenta será el diagnóstico de dicha herida y por tanto, la etiología de base que dificulta su normal cicatrización.

Un buen diagnóstico será clave a la hora de realizar el mejor tratamiento.

Para diagnosticar una herida con componente venoso, y saber así si debemos comprimir, debemos seguir los pasos clásicos:

  1. Anamnesis
  2. Inspección
  3. Exploración
  4. Pruebas complementarias (si fuese necesario)

ANAMNESIS

Durante la Anamnesis es importante revisar la historia clínica del paciente, averiguar qué medicación toma o qué antecedentes personales y familiares pueden influir en la cicatrización de su herida en pierna.

Sabemos que la enfermedad venosa es más frecuente en mujeres que en hombres. Sabemos también que el sedentarismo o los largos periodos en bipedestación pueden favorecer la aparición de enfermedad vascular, por lo que conocer la actividad del paciente, tanto laboral como de ocio, puede ser determinante.

Igualmente los hábitos como el tabaquismo o una dieta poco equilibrada deberán ser tenidos en cuenta.

Si el paciente, o la paciente, refieren dolor, buscaremos mediante preguntas sencillas y claras el origen del mismo.

El dolor venoso se caracteriza por dar lugar a piernas cansadas, picor, pesadez…Dolor que aumenta a última hora del día y remite tras ligeros masajes en los miembros inferiores o al poner las piernas en alto.

INSPECCIÓN

A la inspección buscaremos los signos clínicos característicos de la Insuficiencia venosa crónica, que pueden aparecer de forma aislada o no. Estos son: telangiectasias o arañas vasculares, varices, edema, atrofia blanca, lipodermatoesclerosis, eccema o dermatitis ocre, corona fleblectásica…

Y una vez inspeccionada la pierna en su conjunto, ya sí podremos examinar en profundidad la herida del paciente, motivo de su consulta.

Cuando un paciente tiene una herida en la pierna será primordial descartar patología arterial.

Es por ello que siempre se realiza diagnóstico diferencial entre úlcera venosa, que sí se puede comprimir, y úlcera arterial, en cuyo caso comprimir está totalmente contraindicado.

Las úlceras venosas evolucionan con bordes irregulares, son superficiales y el exudado es de moderado a alto.

EXPLORACIÓN

Durante la exploración jamás debemos olvidar palpar los pulsos distales. Los pulsos distales que se palpan son los correspondientes a la arteria tibial posterior y a la arteria pedia. Ambos han de ser palpados con la yema de los dedos, evitando usar el dedo pulgar, ya que podríamos palpar nuestro propio pulso y falsear la prueba.

PRUEBAS COMPLEMENTARIAS

Si no palpamos ninguno de los 2 pulsos distales, podemos hacer el índice tobillo brazo (ITB) para saber si podemos comprimir, y cuánto podemos comprimir.

Ante un ITB dentro de un rango de 0,8 a 1,3 hablamos de normalidad. En este rango se descarta patología arterial significativa y podremos comprimir con una presión máxima de 40mmHg a nivel del tobillo.

Si el valor del ITB está por debajo de 0,8 nos encontramos ante cierto grado de patología arterial.

En un rango entre 0,6 y 0,8 aún podremos comprimir, eso sí, con una presión máxima a nivel del tobillo de 20mmHg.

Por debajo de 0,6 hablamos de isquemia severa y comprimir está totalmente contraindicado.

Con todos estos datos podemos diagnosticar una herida con componente venosa que se pueda beneficiar de la terapia compresiva para su correcta cicatrización.

¿Por qué las personas con patología venosa no cicatrizan bien?

La IVC provoca una hipertensión venosa de forma sostenida, lo que se traduce en el daño a nivel de las paredes de los vasos sanguíneos que dan lugar a una pérdida de líquido y otras sustancias al espacio extravascular, desencadenando una respuesta inflamatoria.

Una herida en una persona con IVC, es una herida que se encuentra en un tejido inflamado, y por ello será más costosa su epitelización.

¿Qué conseguimos al comprimir?

Al comprimir aproximamos las paredes de los vasos sanguíneos ayudando al correcto funcionamiento de las válvulas.

Comprimir supone:

  1. Mejorar el retorno venoso
  2. Reducir el edema
  3. Reducir la filtración de líquido de los vasos al tejidos
  4. Aumentar el drenaje linfático
  5. Permitir la remodelación tisular
  6. Liberar mediadores antiinflamatorios y reducir las células y moléculas inflamatorias

Entonces, Comprimir tiene muchos beneficios ¿puedo comprimir siempre?

Efectivamente, comprimir tiene muchos beneficios.

Sin embargo, hay algunas circunstancias en las que comprimir está absolutamente contraindicado, ya que su aplicación no solo no será beneficioso para el paciente, sino que le perjudicará.

Estas situaciones de contraindicación absoluta pueden resumirse en:

  • Isquemia severa: pacientes a los que no se les palpan los pulsos distales y/o el ITB da un valor por debajo de 0,6.
  • Insuficiencia Cardiaca grave descompensada: hablamos de pacientes con NYHA III y NYHA IV descompensados. Una vez controlados y compensados, ya sí se podría comprimir si fuese necesario.

 

¿Y qué dicen las Guías Clínicas sobre comprimir las úlceras venosas?

Comprimir es el tratamiento de base de la patología venosa. La insuficiencia venosa es crónica (IVC), y por lo tanto, se ha de comprimir a un paciente con insuficiencia venosa de forma crónica.

Sin embargo no debemos comprimir de la misma manera cuando existe una herida en el miembro inferior, y por lo tanto, al comprimir, el objetivo principal es el de epitelizar esa úlcera por completo, que cuando no hay herida, y en este caso, al comprimir buscamos la prevención de nuevas lesiones en las piernas así como del resto de problemas asociados a la IVC.

Ante una herida en miembro inferior de etiología venosa, la solución es comprimir.

 

Entonces, ¿por qué es importante comprimir?

Porque comprimir de forma segura y bajo las indicaciones de la evidencia acelera el proceso de cicatrización, evita complicaciones asociadas a una mala evolución de la herida, como las infecciones y ayuda al desbridamiento y al tratamiento del biofilm.

Comprimir permite además tratar la inflamación, el problema de base, mejorando el bienestar del paciente y las molestias y dolores asociados, y por supuesto, mejora la calidad de vida del paciente.

 

 

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